Terapia Infanto-Adolescente
La terapia infanto-adolescente está pensada para atender las necesidades emocionales y psicológicas propias de la niñez y la adolescencia, dos etapas fundamentales y profundamente sensibles en la vida de una persona. A través de diferentes técnicas —como el juego, el dibujo, la palabra o el arte— se ofrece un espacio donde niños y adolescentes pueden expresar lo que a veces no saben cómo decir, pero que se manifiesta en su conducta, en sus relaciones o en su cuerpo. La terapia se convierte en un puente entre su mundo interno y el entorno que los rodea.
Cada niño o adolescente vive sus procesos de forma única, por lo que la terapia se adapta a su edad, su historia y su contexto familiar. El objetivo no es corregir, sino acompañar, comprender y contener. Muchas veces los síntomas —como la agresividad, la ansiedad, el retraimiento, la baja autoestima, los problemas escolares o los conflictos familiares— son formas de comunicar algo más profundo. Trabajar desde una mirada clínica y humana permite dar lugar a esas señales, y ayudar al niño o adolescente a construir recursos internos para afrontar sus desafíos de manera más saludable.
Además, el trabajo terapéutico con niños y adolescentes implica, cuando es necesario, la inclusión de los padres o cuidadores, ya que su rol es clave en el proceso de contención y acompañamiento. Este tipo de terapia busca fortalecer no solo al niño o adolescente, sino también los vínculos familiares, promoviendo un entorno más estable, comprensivo y amoroso donde puedan crecer con mayor seguridad emocional.